1.1 ¿Qué es la Redacción?
1.1 ¿Qué es la Redacción?
¿Qué es la Redacción?
Que es redactar. Este verbo procede del latín redactum supino de redigére = compilar, poner en orden, y significa escribir lo pensado, acordado, sucedido o investigado. Pero simplemente escribir no basta; es necesario que el redactor lo haga con exactitud, originalidad, concisión, y claridad; es decir, que redacte bien. Para lograr este objetivo debe conocer lo esencial de la gramática, estar al tanto de los errores en que se incurre con más frecuencia y seguir las normas generales y especiales que dan calidad a todo escrito; además, debe ser persuasivo y conveniente si quiere lograr el propósito que se ha impuesto.
Quienes pueden exteriorizar sus ideas en un escrito reafirman su personalidad y destacan; en cambio, quienes se expresan con torpeza deja entrever su falta de cultura y de intelecto, causando una paupérrima impresión. Por este motivo es impreciso que los profesionales, estudiantes, secretarias, etc., se empeñen en dominar el particular arte de la redacción, en el que la palabra bien organizada es la llave que abre las tres razones que existen en el hombre: la del corazón para agradar y emocionar, la de la voluntad para persuadir y la del entendimiento para convencer. Llegar o penetrar en una o en las tres razones debe ser el fin de todo documento.
Como aprender a redactar. Para aprender a redactar solo hay un camino: practicar. Recordemos que como arte denominado impone la condición de creatividad. El redactor debe conocer, naturalmente, los principios permanentes que no pueden soslayarse; es decir, debe conocer la gramática básica, saturarse en cada escrito, no estancarse, sino procurar siempre mejorar sin sistemático, porque el redactor debe considerar la redacción como una herramienta cuyo manejo se propone a dominar.
Cierto es que no se escribe bien solo con el aprendizaje de la gramática. Como arte, que requiere de modelos y de experiencia propia; pero modelos en los que cada redactor ha impuesto su emotividad anímica y su personalidad; así, quienes redactan llegan a enriquecer su experiencia y crear su personal estilo.
La gramática es ineludible, pues aun el analfabeto que se expresa bien por índole, hace gramática sin saberlo. Pero no es necesario caer en el absurdo gramaticismo, como un conjunto de reglas frías y muertas. Claro que no da, animarlas mediante ejemplos de aplicación práctica que surjan de la buena lectura, del propio estudio o de la enseñanza a la que nos sometemos para alcanzar el dominio de la redacción.
Con la gramática como base, con la lectura como complemento obligado para acrecentar el vocabulario, con la constante practica y con la intención de ser siempre creativos, toda persona puede ubicarse como buen redactor. Solo hay que proponérselo. Escribir, tachar y volver a escribir, a fin de corregirse y superarse, es el camino para alcanzar la maestría en este arte que es actividad comunicativa, tan valorizada como indispensable, que va desde la simple nota escrita hasta el informe formal técnico extenso.
No es preciso ser un literario para tener la necesidad de escribir bien. La actividad moderna de cualquier índole nos obliga a dominar la expresión escrita, como documentos de comunicación en el campo de relaciones. Seamos dominadores de este tipo de comunicación; obliguémonos a conocer los principios básicos de la gramática, tomemos modelos de buenos escritores y redactores y ubiquémonos en el justo lugar de nuestra propia actividad profesional.
Sin duda, un buen texto basado en su redacción en una aplicación de la Gramática en su estricta aplicación, el texto será todo un éxito.
Elementos del escrito. Además de las ideas bien expresadas, todo escrito debe estar impregnado de tacto y cortesía, factores éstos que dan nuevo significado y valor de eficacia al documento; asimismo, deben conjuntar cualidades de claridad, concisión, sencillez, adecuación, ordenación y originalidad y excitar el interés.
— Establecer claramente el objetivo. Al cumplir con este principio, el redactor sabe lo que quiere decir y cómo decirlo, y lo hará más comprensible para el lector.
Externar tacto y cortesía en un escrito es:
— Pensar en el destinatario. Como procede el buen vendedor, el redactor debe ofrecer beneficios antes que el producto; es decir, que en su correspondencia ha de exponer motivos de interés y de comprensión hacia su destinatario, pero, por supuesto, sin perder de vista el principal objetivo. Debe también despojarse del personalísimo “yo”, consustancial, que tanto ciega y que es característico de los egocentristas. (“Yo pienso así”, “yo quiero…”, “me interesa”, etc.) En cambio, empleando el “usted” la gente participa de mejor grado, y con el “nosotros” todos automáticamente se incluyen en nuestros pensamientos.
— Cuidar el tono. Éste debe adecuarse tanto a la naturaleza del escritor como a las características del lector. El tono debe ser siempre amable, pero sin dejar entrever flaqueza.
— Ser amable y comprensivo. Sin caer en adulación ni en debilidad y sin importar circunstancia, el redactor debe demostrar amabilidad y comprensión. Esto es arma infalible en el campo de las relaciones. En una carta se puede reclamar, acusar, corregir, reprochar, rebatir, etc., pero su éxito dependerá de su fuerza persuasiva y de la fuerte dosis de tacto* con que ha sido escrita; por ello ha de planearse con mucho cuidado antes de proceder a su redacción definitiva.
Además del tacto y de la cortesía, existen otros elementos que contribuyen a la eficacia y no deben omitirse en un escrito; éstos son:
— Plantear cuidadosamente lo que se expresará. Esto significa que, de acuerdo con el objetivo, se han de jerarquizar y ordenar las ideas de modo que despierten interés y lo mantengan al través de todo el documento mediante una exposición y encadenamiento lógico-psicológico, lucidus ordo (disposición correcta), que exige el lector.
— No olvidar que las palabras escritas permanecen. En la expresión oral las palabras vuelan y se olvidan, en la escrita tienen vigencia permanente; por ello debe cuidarse el vocablo seleccionado; no escribir bajo presión de impulsos ni precipitaciones, pues nada hay más contraproducente que equivocar términos, hacer rectificaciones posteriores o protestar arrepentimientos. Además, lo escrito será permanente testimonio con que valorizarán la personalidad del redactor. Por lo tanto, hay que procurar que esta valorización sea siempre favorable.
VIDEOCLASE CORREPONDIENTE.- -al termino de la teoría.
— Evitar el automatismo. El buen redactor siempre tratará, en cada escrito, de ser creador. Esta cualidad, además de llevarlo a la maestría, hará que sus documentos persuadan y convenzan. Esto no significa que deba desecharse lo habitual; no, significa que deba extraerse lo útil y actuante y dar un toque personal a las exposiciones, acorde con las necesidades.
— Estar al día en materia idiomática. Excluir en todo escrito los vulgarismos, barbarismos y solecismos, frecuentes en el habla cotidiana, es una obligación de todo redactor. Liberarse de los escollos gramaticales, dominar la lengua general mediante un amplísimo vocabulario y conocer las variaciones regionales y aplicarlas con oportunidad son también requisitos que debe satisfacer el redactor.
Fases de la Redacción.
Se les llama fases de redacción a los momentos de preparación de los documentos escritos, de acuerdo con Alfredo Salazar se pueden identificar tres primeros momentos: planeación o pre-escritura, escritura propiamente dicha y revisión o pos escritura.
En la fase de Planeación o pre-escritura el escritor deberá responder a una serie de preguntas respecto a su proyecto como lo son: nivel de habilidad de la audiencia, qué determina la especificidad técnica del documento final y el propósito de la pieza y que explica la dirección que va a tomar el redactor en el proyecto. Así como decidir la cantidad de material a utilizar como momento de investigación, y el cual puede ser entrevistar individuos que puedan complementar nuestra información. Ya sea para preguntar qué motivó la petición del reporte, qué temas debería cubrir y en que formato debe presentar el reporte.
Crear un borrador de redacción asegurando que se considere suficientes citas de información para incluir, cuidándose de no repetir la información.
Escritura propiamente dicha; utilice el primer párrafo del texto para indicar una introducción del tema, e incluya en la última oración de éste el núcleo del escrito. Se recomienda citar algunas estadísticas claves, citar a un experto, o contar una anécdota relacionada con el tema. Utilice ejemplos, resúmenes y su propio análisis
y reflexión. Así como deberá excluir cualquier cosa que no se relacione con el tema. Recuerde escribir atendiendo a buena ortografía. Para documentar las fuentes, se recomienda el uso de los estándares profesionales como por ejemplo las normas de la Asociación Moderna del Lenguaje, o las del APA American Psychological Association.
Reúna los datos relacionados con el tema, utilizando fuentes de información autorizadas como artículos académicos, libros, páginas web asociadas a gobiernos o universidades, estudios científicos, o entrevistas.
Concluyendo haciendo hincapié en el tema principal del texto, ratificando el porqué de la importancia del tema escrito.
Revisión o pos escritura; Una vez que terminó su texto, podrá hacer una revisión exhaustiva de todo el escrito ya que solo así, se podrá cumplir todas las reglas que existen en el ámbito literario.
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